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RESTOS DEL PUENTE ROMANO DE A PONTÓRIGA (OURENSE)

UN CASO SINGULAR, CON SUPERESTRUCTURA DE MADERA


Resumen actualizado del artículo publicado en el Boletín Auriense, t. IX. 1979.



Segundo Alvarado © 1979

TRAIANVS © 2001



En ambas márgenes del río Sil, y aproximadamente a 2 km. aguas arriba de Sobradelo de Valdeorras, provincia de Ourense, se encuentran unas ruinas denominadas "Os Pontós", "A Pontóriga", o "Ponte de Medua", identificables fácilmente como pilas de un antiguo puente arruinado. Si exceptuamos una cita documental del siglo XV a una "ponteçela" de Sobradelo, que no sabemos si se refiere a este puente o al que todavía existe sobre el río de Casaio, ninguna otra noticia hemos encontrado sobre él, anterior al siglo XX.

El primer autor que identificó correctamente estas pilas como restos de un "puente indudablemente romano" fue Díez Sanjurjo [1] , quien los relaciona con una vía romana secundaria que conectaría -según él- con la principal, la XVIII del Itinerario de Antonino, en un lugar próximo a la mansión Gemestario. El Padre Sarmiento, que pasó por este lugar en 1755 [2] , describe minuciosamente toda la margen del Sil, pero no se refiere para nada a nuestro puente, sino a la "Pontenova" de Sobradelo, de siete arcos, edificada en el siglo XVII [3] , lo que nos obliga a pensar, dado lo concienzudo de los reconocimientos del sabio benedictino, en que ya por entonces "A Pontóriga" se encontraba arruinada.

Recientemente, el profesor Caamaño Gesto, en distintos estudios, ha vuelto a referirse a este puente datándolo "sin lugar a dudas" como romano [4] .

De las dos pilas situadas en la margen izquierda del Sil, la que denominamos -de izquierda a derecha, vistas desde aguas arriba- como pila I, mide actualmente 3,30 m. de alto por 1,80 de espesor y 5,80 m. de longitud total, y su forma en planta es de rectángulo apuntado hacia aguas arriba en triángulo isósceles.

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La pila II, de forma semejante, tiene 2,60 m. de espesor y 6,10 m. de longitud, con una altura de sólo 1,50 m., muy inferior a la primitiva por haber sufrido durante siglos los embates del río al encontrarse casi en el eje del cauce. La pila III, en la margen derecha, tiene 1,50 m. de espesor, 3,30 m. de altura y 5,70 m. de longitud. Fue cimentada sobre un gran bloque de pizarra que en época desconocida sufrió un gran desplazamiento, en horizontal y vertical, que con toda probabilidad causó la ruina del puente y su definitivo abandono.

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El simple examen visual de estas pilas nos demuestra que se trata, en realidad, de unos núcleos de hormigón que en un tiempo estuvieron revestidos de sillería. En su superficie se aprecia la impronta de las juntas horizontales y verticales de los sillares colocados a soga, y los trozos de los tizones, todavía empotrados en el hormigón, que trababan éste con el desaparecido paramento de piedra. Se nota que los sillares antiguos, labrados en un conglomerado rojo característico de la comarca, fueron arrancados intencionadamente de su lugar, seguramente para aprovecharlos en otras obras próximas.

La cimentación de las pilas se realizó con gran esmero, rebajando la roca natural para encajar los sillares del revestimiento. Estos rebajes, perfectamente visibles, especialmente en las pilas II y III,  permiten reconstruir las dimensiones primitivas de la fábrica.

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El hormigón de estos núcleos está constituido por cal como aglomerante, áridos de diversos tamaños, y elementos gruesos de conglomerado y pizarra, ésta última aprovechada seguramente de la excavación de cimientos. Su compacidad y resistencia son muy heterogéneas, pero cumple sobradamente la función de rellenar el interior y dar monolitismo a unas pilas que tenían que soportar esfuerzos reducidos, como veremos. Es indudable que este hormigón fue vertiéndose a medida que se iba colocando la sillería exterior, y llenando el espesor correspondiente a una o dos hiladas de cada vez, intercalando y compactando capas de piedras pequeñas entre él.

Una vez más se demuestra como los romanos supieron, con gran sentido práctico y económico, adaptar sus técnicas constructivas a los materiales disponibles en las proximidades de sus obras. Así, en estas tierras de la Galicia oriental, en donde la caliza es relativamente abundante, se utilizaron morteros y hormigones de cal en mamposterías y rellenos (caso del cercano Ponte Cigarrosa, por ejemplo),  lo que no sucedió en otros monumentos de la Galicia granítica, en los que se emplearon rellenos de material suelto (caso del Ponte Freixo, de los puentes de la vía XVIII en el Geres, etc.).

El emplazamiento del puente fue seleccionado con inteligencia, eligiendo un lugar en el que el Sil se estrecha y encaja extraordinariamente, lo que permite cimentar todas las pilas fuera de las avenidas ordinarias.

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Sin embargo, hay que resaltar el grave error cometido en la elección del emplazamiento de la pila III, al no apreciar la inestabilidad del bloque rocoso en que se apoyó, y cuyo desplazamiento posterior supuso la destrucción total de la obra y su probable sustitución por la "Pontenova" de Sobradelo.

La elevada relación  vano / macizo, que alcanza a 10,33, la esbeltez de las pilas, y los encajes que hemos encontrado en la roca natural del estribo izquierdo, para apoyo de vigas, nos indican que sobre estas pilas nunca existieron arcos de fábrica, sino una superestructura de madera análoga a la utilizada en otros puentes de época romana (Maguncia, Colonia, Frankfurt, Heidelberg, Tréveris, Ginebra, etc.) y cuyo ejemplar mas sobresaliente fue el de Turnu Severin, sobre el Danubio, construido al parecer por Apolodoro de Damasco y representado en la Columna Trajana, en el que se alcanzaron luces de 32 a 38 metros.

Al corregir la pila III a su posición primitiva en planta y alzado, e incluir la pila IV, cuya cimentación pudimos encontrar, se reconstruye la modulación original del puente (las luces de los vanos, de izquierda a derecha, resultan ser 12,80 - 13,40 - 24,80 - 8,00 - 6,40 m.) y su alzado.

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Damos, a título de tentativa, una reconstrucción hipotética de su primitivo aspecto.

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Por una serie de circunstancias, tales como anterioridad en el tiempo al puente de Sobradelo, forma de las pilas en planta y alzado ( igual a la de todos los puentes romanos de Galicia, excepto el de Ourense), forma y dimensiones de los sillares (con 28 a 32 cm. de lado, es decir, 1 pie), colocación de éstos a soga y tizón y su adecuada trabazón con el núcleo, regularidad de las hiladas, características del hormigón de relleno, ancho del tablero (próximo a 4,5 metros) y en resumen por un conjunto de particularidades formales y estructurales que lo diferencian claramente de otros puentes próximos aparentemente similares, pero indudablemente posteriores (como el de Requián, sobre el Bibei), consideramos que debe atribuirse a los romanos la construcción de nuestro puente de "A Pontóriga".

A estas consideraciones hay que añadir la de su adecuado encaje en un sistema de vías romanas secundarias de carácter minero, de las que existen vestigios en ambas márgenes del Sil, y que comunicarían numerosas explotaciones auríferas, desde Las Médulas hasta A Proba de Valdeorras ( probable mansión Foro de la vía XVIII de Bracara a Asturica ) [5] , y con posible continuación hacia Montefurado y O Caurel.

Por último, y una vez mas, debemos llamar la atención de los organismos competentes (Confederación Hidrográfica del Norte, Ayuntamiento de Carballeda de Valdeorras, Consellerías de Cultura y Medio Ambiente, etc. ) ante el estado lamentable de abandono en que se encuentra este puente, a punto de quedar enterrado bajo una gran escombrera que, ante la total pasividad de las autoridades, se ha ido formando en sus inmediaciones. En recientes visitas al mismo hemos podido constatar también un importante deterioro de la pila II, que ha perdido parte de su fábrica desde que estudiamos este puente por primera vez, en 1978.


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[1] DÍEZ SANJURJO, M.: "Los caminos antiguos y el itinerario nº 18 de Antonino en la provincia de Orense". Bol. de la Comisión de Monumentos de Ourense, tomo III. (septiembre - octubre de 1906).

[2] El historiador local A. Castro Voces ( artículo en "La Voz de Galicia" de 19 de febrero de 2000 ) da la fecha de 1680.

[3] "Viaje a Galicia de Fray Martín Sarmiento (1754-55)". Edición y notas de F. J. Sánchez Cantón y J. M. Pita Andrade. Cuadernos de Est. Gallegos. Santiago de Compostela, 1950.

[4] CAAMAÑO GESTO, J.M.: "La vía número 18 del itinerario de Antonino a su paso por la actual provincia de Orense". Santiago de Compostela, 1976. ( Tesis doctoral mecanografiada ).

CAAMAÑO GESTO, J.M.: "Arqueología romana de Valdeorras". Instituto de Estudios Valdeorreses, monografía nº 6. O Barco, 1988.

[5] ALVARADO, S., RIVAS, J. C., VEGA, T.: "La vía romana XVIII ( Via Nova ). Revisión de su trazado y mensuración. II: De los Limici a los Gigurri" . Boletín Auriense, anexo 25. Ourense, 2000.


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