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AL-QANATIR

El Puente romano de Pertusa y las comunicaciones antiguas del río Alcanadre


Publicado en la Revista Cimbra nº 348
Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas
Octubre de 2002


Isaac Moreno Gallo© 2002

TRAIANVS © 2003


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Cinco siglos después de que se hubiera desintegrado la administración que lo construyó, el Imperio Romano, un gran puente sobre el río Alcanadre (Huesca) debía de seguir en pie. Las gentes de la Marca Superior de Al-Andalus seguían admirando tan brillante obra y le llamaban Al-Qantara (el puente).

Los musulmanes hispanos se sirvieron de él y transitaron por las carreteras que habían heredado de la civilización anterior.

Fue territorio de campeo del afamado Musa ibn Musa en el siglo IX. En la década de los ochenta del siglo XI corría por estas tierras Rodrigo Díaz de Vivar afanado en los trabajitos que tan bien recompensaba su amigo Al-Muqtadir, a la sazón rey de Saracusta (Zaragoza) y hasta cien episodios históricos importantes podrían relatarse en torno a este río que discurre por un territorio intensamente humanizado en el medievo, fronterizo y conflictivo como pocos.

Claro que fueron apareciendo otros puentes sobre el mismo río que ayudaron a franquear una de las más importantes brechas fluviales que dividen Huesca de norte a sur, el río Al-Qanatir (los puentes), hoy Alcanadre. Pero en todo caso fueron obras posteriores y menores, a la sombra del magnífico, el gran romano que destacó sobre todos en la antigüedad.

El Alcanadre siempre fue un río difícil de franquear, al discurrir encañonado en casi todo su recorrido. Cuenta con una cuenca de recepción muy extensa, con precipitaciones puntuales muy importantes en la zona pirenaica de cabecera y presenta en definitiva una hidrodinámica terrible, además de muy difícil de predecir. La evidencia de los aluviones depositados en su lecho y la huella erosiva en las márgenes rocosas impusieron sin duda un enorme respeto a los técnicos de la antigüedad, lo que condicionó la disposición de los pocos pero muy costosos puentes necesarios para el tránsito este-oeste en esta parte de la península.


Al-Qantara

La primera y principal vía de comunicación que se estableció en esta parte fue la construida por los romanos, la vía que comunicaba Ilerda con Osca, integrada en la carretera principal que comunicaba Tarracone con Asturica y otras ciudades del occidente Peninsular, la Vía de Italia a Hispania (A1) descrita en el llamado Itinerario de Antonino con las siguientes mansiones entre Tarragona y Zaragoza:


Wess  
387, 4 DE ITLIA IN HISPANIAS
  5 A Mediolano Vapinco trans Alpes Cotias
  6 mansionibus supra scriptis m.p. CCLV
  7 inde in Galleciam ad Leug. VII Ge
  8 Minam                    m.p. DCCCCLXXV
391, 1 Tarracone m.p. XXIIII
  2 Ilerda m.p. LXII
  3 Tolous m.p. XXXII
  4 Pertusa m.p. XVIII
  5 Osca m.p. XVIIII
392, 1 Caesaraugusta m.p. XLVI

Coincidía con otra que el Itinerario denomina de Astorga a Tarragona (A32) en la que se enumeran estaciones diferentes.


Wess        
448, 2 Item ab Asturica Tarragone m.p. CDLXXXII
  3     sic:
451 2 Caesarea Augusta m.p. XXXVI
  3 Gallicum m.p. XV
  4 Bortinae m.p. XVIII
  5 Oscam m.p. XII
  6 Caum m.p. XXVIIII
452, 1 Mendiculeia m.p. XVIIII
  2 Ilerda m.p. XXII
  3 Ad Novas m.p. XVIII
  4 Ad Septimum Decimum m.p. XIII
  5 Tarracone m.p. XVII

Vemos en la primera de las descripciones la presencia de una ciudad llamada Pertusa a 29 milia passuum de Osca. Precisamente a orillas del río Alcanadre y a esa distancia de Huesca se encuentra hoy el pueblo de Pertusa cuyo nombre sorprendentemente no ha variado ni una letra. Pertusa era entonces cabeza de puente en el río que hoy hace aún honores al gran puente allí construido.

La ruina del puente debió de suponer una catástrofe en las comunicaciones de esta zona peninsular. Las capacidades carreteras de la vía romana quedaron sin función con la desaparición del puente.

Ninguna civilización posterior fue capaz de reconstruir esta obra con las características con que la diseñaron los romanos. Sencillamente no estaba al alcance del dominio de la técnica de los siglos posteriores.

Hoy, de este puente de un solo ojo, sólo quedan los restos de los dos estribos, restos que merece la pena analizar porque en ellos se muestran con toda su crudeza las luces y las sombras de la vida de la fábrica.


El esplendor de la técnica romana

¿Que tuvo de especial un puente de un solo ojo para llamar la atención en la antigüedad?: La obra que nos ocupa no fue un puente cualquiera, ni siquiera en el ámbito romano hubo muchos como este.
 

Su tamaño tuvo que causar admiración. Luces semejantes a la empleada aquí sólo las encontramos en Hispania en el puente de Alcantara, el gran emblemático, de hecho es prácticamente la misma 28,5 m. El ancho del tablero está dentro del estándar en este tipo de puentes: 5,70 m.

Es necesario puntualizar aquí que cuando hablo de estándar estoy reconociendo como romanos sólo aquellos puentes que los más avanzados estudios sobre el tema certifican como tales. Me refiero a los que empleando la sistematización basada en métodos de análisis comparativo, no sólo de la métrica sino sobre todo de la técnica de construcción [1], han permitido discriminar los muchos cientos de puentes de piedra que en los últimos decenios se habían incluido como romanos en España, en gruesos catálogos redactados al efecto [2].

Al igual que ocurre con las propias vías romanas, los puentes de ese periodo son especimenes cuya poca frecuencia se ve recompensada con la calidad técnica de su construcción.

Entre los 36 puentes romanos así identificados y reconocidos como romanos en estos trabajos citados no encontramos ninguno en el territorio de Aragón. Éste sería por tanto el único puente romano hoy conservado en todo Aragón e incrementaría a 37 la nómina de los de la Península ibérica [3].

Los estribos conservados de este puente están formados por sillares de la misma roca arenisca omnipresente en la comarca y asentados sobre el sustrato natural de la misma naturaleza, exquisitamente tallado para encajar la primera hilada de sillares, sustituyendo incluso alguno de ellos en esa hilada con el propio tallado del sustrato rocoso.

El revestimiento exterior que forma las caras vistas está formado por una fábrica de un metro de espesor a base de sillares de gran dimensión, predominando las hiladas de 29 cm (un pie) y 45 cm (pie y medio) de altura. Todos los sillares presentan grapas de unión entre ellos en forma de cola de milano, elemento constructivo éste típico de las estructuras romanas. Algunos las presentan incluso en más de dos de sus lados.
         

Los sillares exteriores presentan una gran erosión, aun así no se aprecian indicios de almohadillado [4] ni anathyrosis [5] y al menos alguno de los que se conservan en el sitio parece haber sido desmontado y recolocado en algún momento ya que no se encuentra el tallado de la grapa de conexión en el sillar contiguo.

Las aletas de aguas arriba forman un ángulo de 45º respecto al eje de la calzada mientras que las de aguas abajo son paralelas al mismo, o sea, perpendiculares al río.

El núcleo de los estribos, el relleno, no está formado sólo por calicanto sino por nuevas hiladas de sillares que tal y como desvela el estribo izquierdo, tan erosionado por la hidrodinámica del propio río que hoy se presenta en voladizo, ocupaban todo el alma de la estructura. Entre ellos se aprecia sin embargo rellenos parciales de calicanto y argamasa que rellenan las oquedades formadas por una colocación más descuidada de estos sillares sin labrar.


Las decadentes reposiciones

Los restos de los estribos conservados apenas superan la altura del arranque de la rosca del arco. No obstante sobre estos restos se observan intentos de reconstrucción en los que se incluyó un adecentamiento con repicado del paramento que quedaba en contacto con el trasdos de las hiladas de revestimiento desaparecidas, haciendo así visto el relleno diseñado para quedar oculto.

Los sillares exteriores conservados se rejuntaron con argamasa y un buen número de ellos se recolocaron previo desmontaje.

Todo indica que con esta altura de estribos sólo pudo habilitarse un tablero de madera con apoyo central que dada la terrible hidrodinámica del río no pudo durar mucho.

Aguas arriba de este puente se halla el del paso de la actual carretera, de principios del siglo XX, obra bien hecha y en buen estado, y se ven restos de otros dos más.

Uno de ellos antiguo, con anchura de tablero que no llega a los tres metros, debió de tener al menos tres ojos de cuyos apoyos centrales no queda ni rastro. Del otro, muy moderno, quedan los estribos y dos pilas de hormigón. Una de las pilas de más de cincuenta toneladas de peso ha sido movida por el río en tal magnitud en planta y alzado que su desplazamiento puede medirse en metros, lo que da idea del potencial hidrodinámico de este río y de la inteligente decisión de los romanos al decantarse por un sólo ojo sólidamente apoyado en las orillas.


El despojo final

Evidentemente los magníficos y regulares sillares del puente ya inservible fueron elementos codiciados hasta el punto de poder afirmar que la mayor parte del revestimiento de los estribos, ha sido desmontada por la mano del hombre. Así lo demuestra la disposición escalonada de las hiladas supervivientes y los sillares que se conservan partidos por infructuosos intentos de extracción. No queda ni rastro del elemento utilizado para la unión de las grapas de los sillares, probablemente plomo.


Los otros pasos

Los principales caminos de comunicación que cruzaron el Alcanadre estuvieron relacionados con las comunicaciones de las ciudades de Huesca y Zaragoza con Barbastro y Monzón, principalmente.

Al norte existieron otros de menor rango e interés: Un viejo camino de cierta importancia cruza este río sin puente en el punto en el que confluye con el Formiga y el Isuala. Fue la comunicación tradicional de Huesca con Alquezar y Camino Real como indican los viejos mapas del IGN a 1/50.000. Por Casbas de Huesca y Adahuesca discurre por zonas altas buscando el mejor terreno posible en una orografía muy quebrada, sin conseguir con ello otra cosa que servir en la mayor parte de su recorrido a un tránsito penoso. Sin embargo, restos de puentes quedan en el viejo camino de uña de Casbas a Bierge y en el de Junzano a Abiego.

Todos estos caminos corresponden a comunicaciones locales sin función carretera que discurren por una orografía difícil marcada por los efectos erosivos del propio río Alcanadre y sus afluentes.

Hoy Huesca se comunica con Barbastro y Monzón por el mismo camino principal (N-240), pero en la antigüedad el camino de Huesca a Barbastro era distinto del de Huesca a Monzón, que se apoyaba en esencia en la vía romana del Itinerario de Antonino.

El Camino Viejo de Huesca a Barbastro, cuya romanidad apuntada en alguna ocasión no está fehacientemente probada [6], cruzaba el río por el paso de Lascellas. Aguas abajo del conocido puente colgante, de1860, de más de noventa metros de luz existió otro anterior de notable estrechez, con sólo dos metros de ancho, muy deteriorado ya en el siglo XIX ya que se tienen noticias de su intento de reparación en los momentos previos a la construcción del colgante. Fue destruido definitivamente durante la guerra civil, poco después de que el puente colgante hubiera corrido la misma suerte.

Pero aún existió otro puente anterior. De él quedan los restos de los estribos aguas abajo de todos los demás. Apenas dos grandes bloques de calicanto y algún sillar de irregular factura atestiguan el viejo paso.

Es altamente probable que a principios del siglo XIX el paso de Las Cellas estuviera inhabilitado, con sus puentes arruinados. Así parece atestiguarlo Francisco de Brusola en su obra [7], al hacer pasar el camino de Barbastro a Huesca por Antillón, El Pueyo de Fañanás y Siétamo, dando un rodeo por el sur para utilizar el único paso posible entonces, el de Pertusa.

Por el contrario, el paso de Pertusa parece haber tenido continuidad en el tiempo. Seguía siendo utilizado en el siglo XVI como nos lo atestigua Villuga [8] pero, eso si, no por el puente romano sino por el de piedra de peor factura y muy estrecho, cuyos estribos aún se ven aguas arriba del romano.

Este servía al Camino Real de Pamplona a Monzón llamado aquí, todavía hoy, Camino Viejo de Zaragoza ya que coincide con él en un primer tramo. Fue un camino fundamentalmente de caballerías, la anchura de menos de tres metros que presenta este puente no es superada en los otros vestigios que este camino conserva en muchos sitios.


Ay de pãplona a monçon
asnoay
a tieuas
artede reta
a varasunay
a tafalla
a olite
a veyre
a morielo
a carcastillo
a fadaba
a faradues
a elxa
a marcos
alcala
almudeuar
a sant guarent
a callen
a cieca
a pertusa
ala perdiguera
a ylgre
a felga
a moncon
xxxiiii
i.
i.
i.
i.
ii.
i.
i.
ii y media
media
iii.
i y media
iii.
ii.
ii.
i.
ii.
i.
i.
i.
i.
i.
i.
i.
  Pamplona-Monzón
Noain
Tiebas

Barásoain
Tafalla
Olite
Beire
Murillo el Fruto
Carcastillo
Sadaba
Farasdués
Erla
Marracos
Alcalá de Gurrea
Almudévar
Sangarrén
Callén
Sesa
Pertusa
Laperdiguera
Ilche
Selgua
Monzón

En el propio Pertusa una larga trinchera con ese ancho se observa excavada en la roca, en el que aquí llaman Camino Viejo a Zaragoza que es identificado también así en las viejas ediciones del mapa 1/50.000 del IGN, trinchera en la que algún autor ha querido ver los vestigios del camino romano [9].
   

Saliendo de Salillas hacia Sesa, de nuevo el entalle en la roca con las seculares rodadas de carros delatan el paso del viejo camino real. El ancho y las pendientes son tan deficientes como las del resto y la ausencia de afirmado o técnicas avanzadas de trazado en él debe hacernos desistir de su romanidad.

El camino romano de Lérida a Huesca no iba por aquí. Saliendo de Pertusa subía al páramo por el Camino de la ermita de Santiago, pasando por el collado al norte de la ermita de la Victoria, donde aún quedan vestigios de él.

Pasaba junto a las ruinas de la ermita de Santiago y seguía en perfecta alineación hasta la huega (mojonera) de Blecua y Sesa con la que coincide todo él.
     

Como es propio de estos caminos va coincidiendo con los límites de los términos municipales de los pueblos y además aquí coincide también con la Cabañera Real a Huesca. Aunque viene perfectamente identificado todo él en las primeras ediciones de los mapas 1/50.000 del IGN como “Vía Romana de Huesca a Lérida” y el camino se conserva prácticamente en todo su recorrido, hoy es muy difícil encontrar vestigios superficiales de su infraestructura por los daños que ha sufrido a causa de las labores agrícolas.
 

Más al sur, casi en la convergencia con el río Guatizalema, cruzaba el río el Camino Real de Monzón a Zaragoza [10], por Peralta de Alcofea. Este camino que coincidía con el Camino Real de Barbastro a partir de Berbegal y que también es Cañada Real de ganados, se veía obligado a cruzar el río Guatizalema a continuación de haberlo hecho sobre el Alcanadre y antes de llegar a la Venta de Ballerías.
 


Ay de monçon a çaragoça
a selga
amoriella
a berbejal
a peralta
a vallarias
a pollenijo
alcouierre
ala siñena
ala perdiguera
a villa mayor
A çaragoça
xvj.
i.
media.
i.
i.
i.
ii.
ii.
ii.
i.
iii.
ii.
  Monzón-Zaragoza
Selgua
Morilla
Berbegal
Peralta de Alcofea
Ballerías
Polenino
Alcubierre
Leciñena
Perdiguera
Villamayor
Zaragoza

Quedan vestigios del puente que hubo sobre el río Alcanadre, en particular restos de ambos estribos sobre los escarpes rocosos aguas arriba del puente de la actual carretera. Todo indica, por al morfología y el tamaño de los estribos, que el tablero no fue de fábrica.

Un último camino importante, descrito por Villuga entre Monzón y Daroca [11], cruzaba el Alcanadre en Sariñena.

Del puente que allí hubo, quedan escasísimos restos del estribo derecho. Algún resto más queda del viejo paso sobre el Flumen, al sur de la localidad.

Este Camino Real, hoy se conserva en casi todo su recorrido y queda bien identificado en la cartografía antigua 1/50.000 del IGN.


Ay de monçon a daroca
a poymonçon
a pomar
a castel follet
a sariñena
alas fuentes
ala perdiguera
a villa mayor
a [ç]aragoça
a santa fe
a maria,‘,‘,
alaventa motorica
ala venta maçota
a muel
a longares
a cariñena
a maynar
a retascon
a daroca
xxxvj.  leguas
media.
ij.
iij.
iij.
iij.
iij.
iij.
ij.
ij.
ij.
j.
j.
media.
ij.
ij.
iij.
ij.
j.
  Monzón-Daroca
Pueyo de Sª C.
Pomar
Castelflorite
Sariñena
Mº NSªFuentes
Perdiguera
Villamayor
Zaragoza
Cº de Santa Fe
María Huerva
Botorrita
Mozota
Muel
Longares
Cariñena
Mainar
Retascón
Daroca

Pasaba por la Cartuja monegrina de las Fuentes y atravesaba la Sierra de Alcubierre por el collado del eremitorio de San Caprasio de Farlete. Aunque Villuga le hace desviarse por Perdiguera, siempre existió buena comunicación directa entre Farlete y Villamayor por el viejo camino y cabañera que recorre toda la mojonera de Perdiguera y Alfajarín.

Este Camino Real es la comunicación más corta y directa que nunca ha tenido Zaragoza con Sariñena y Monzón, eso si, con un paso por la sierra difícil por la orografía y la ausencia de agua y peligroso por el bandolerismo que durante siglos azotó estos parajes [12].

Este camino fue abandonado definitivamente con la construcción de la actual carretera que eligió el paso por el puerto y el pueblo de Alcubierre, utilizado ya por el camino real mencionado anteriormente, de mejor conversión en carretera.

Ninguno de estos caminos antiguos que atraviesan la poco conocida pero atractiva Sierra de Alcubierre, auténtico oasis en la árida comarca monegrina, muestra el más mínimo vestigio o técnica que pudiera hacernos pensar que su construcción sea obra de ingenieros romanos.


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[1] Es preciso citar aquí los trabajos del ingeniero de caminos Manuel Durán, plasmados en su tesis inédita, de la que sólo se han avanzado algunas conclusiones, pero cuya publicación urge en aras a la necesaria ordenación y cuerda catalogación de los puentes romanos en Hispania.

Durán Fuentes, M. 2001. La identificación de los puentes romanos en Hispania: Una cuestión a desarrollar. Revista Obra Pública Ingeniería y Territorio nº 57. Monográfico Ingeniería e Historia III. Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos. Diciembre de 2001.

[2] Aunque prácticamente todas las obras aparecidas que tratan sobre puentes romanos adolecen de este problema, la metodología meramente métrico-cabalística utilizada por algunos historiadores no ha dado buenos resultados en el estudio e identificación de los puentes del periodo romano.

A modo de ejemplo, podemos citar alguna obra específica como la que trató sobre los Puentes Romanos del Convento Jurídico Cesaraugustano (Liz Guiral, J. 1985): De los 66 puentes relacionados en ella sólo éste, por el que pasa con una leve cita y sin mayores pronunciamientos, presenta vestigios de romanidad o puede ser reconocido hoy como romano, incluso. Incluso en algún el caso de algún puente se ha podido documentar, en trabajos posteriores, la fecha de construcción reciente mediante el legajo correspondiente que incluía los planos constructivos, como el caso del puente sobre el Leza en Agoncillo (La Rioja).

[3] En abril de 2002 Durán visitó el puente a instancias mías. 

[4] Elemento ornamental que si que está presente en los otros puentes romanos peninsulares.

[5] Rebaje de la cara de contacto con los otros sillares para asegurar el asiento perfecto entre ellos, al hacer recaer la conexión de la superficie de contacto en las aristas cuidadosamente talladas.

[6] Ciertamente la génesis toponímica de Tierz y Sietamo hacen pensar en numerales relacionados con vía romana. También es atractiva la posibilidad de una comunicación por aquí de Osca con Barbotum, pero sólo los restos de la infraestructura romana ausentes en este camino, deberían de certificar su paso. Ver a modo de resumen de la hipótesis de su romanidad: MAGALLÓN BOTAYA, M.A. 1987, p. 99. La Red Viaria Romana en Aragón.

[7] BRUSOLA, FRANCISCO DE. Valencia 1810. Noticia de todas las ciudades, villas y lugares de este Reyno de España, con las leguas que median entre sí, tanto por los caminos de ruedas como por los de herradura; para la más fácil inteligencia de todo caminante y saber, según los puestos que ocupan nuestros exércitos y el de los franceses, la distancia de unos a otros.

[8] Camino de Pamplona a Monzón. VILLUGA, P. J. 1546. Repertorio de todos los caminos de España. Edición de Gonzalo Arias en Anexo 3 de El Miliario Extravagante, abril de 2002.

[9] MAGALLÓN BOTAYA, M.A. 1987, p. 63. La Red Viaria… op. cit.

[10] VILLUGA, P. J. 1546. Repertorio. op. cit.

[11] Ibidem

[12] Son famosas en Aragón las correrías del bandido Cucaracha que tuvo su cuartel general en esta Sierra.


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